Ayer veíamos Borobudur (templo budista) y hoy Prambanan (hindú). Son de la misma época (S.IX) los dos hechos de piedra volcánica y con motivos muy parecidos, si bien enfocados a las vidas de sus dioses cada uno.
Este dedicado a Shiva, aunque también hace referencia a las otras dos deidades hindúes, Brahma y Ganesha.
El conjunto en su día albergaba 240 edificaciones en distintos tamaños pero similares, si bien el abandono tras la llegada del Islam, el polvo volcánico, la erosión que provocó la naturaleza y los movimientos sísmicos destruyeron gran parte de ellos.
Aunque en mucha menor dimensión que en Borobudur, también hay paños de piedra labrada de gran mérito.
El conjunto consta de cuatro partes denominadas Prambanan, Lumbung, Bubrah y Sewu. Entre ellas hay una extensión importante (39 has.) de zonas verdes (prados y arbolado) que la hacen muy grata para una mañana de paseo.
En la entrada había un grupo de señoras asiáticas haciéndose una instantánea. Nos reciben con un par de vistosas fuentes, y con un folleto explicativo con plano, nos vamos hacia el primero y más importante. La parte central es la dedicada a Shiva.
Son una especie de torres de piedra volcánica con grabados en los bajos de las paredes de las plataformas inferiores. También de una gran calidad. Parece que estén hechos por las mismas manos artesanas que los de Borobudur.
Según la importancia del Dios a quien se dedica, así es de alta la torre.
Aunque se ofrecían guías, en este templo no era obligatorio contratarlos como en Borobudur. Además, aunque la zona es extensa, está muy bien señalizada, con lo que no te puedes perder. A mí me ha apetecido ir a mi bola.

Ahí vemos a Ganesha, el más fácilmente identificable con su cabeza de elefante. Las subidas y bajadas a las pequeñas cabidades donde se encuentran exigen el esfuerzo de trepar por escaleras de peldaños muy estrechos y muy altos a los que ya nos vamos acostumbrando.
Conforme te vas adentrando en las siguientes parcelas, los templos van siendo un poquito más bajos y están menos rehabilitados, existiendo una parte muy importante de ruinas y montones de piedras apiladas de cualquier manera. El puzzle es monumental.
Las estructuras y la propia repetición de las mismas en distintos tamaños hacen del conjunto un lugar con una estética muy particular.
Como digo, las arboledas y prados, con un buen batallón de empleados encargados de la limpieza y cuidado de las plantas, hacen del sitio un buen lugar para caminarlo, si bien ofrecen todo tipo de vehículos, bicis, tándems, motos, coches eléctricos y hasta vehículos de esos con dos ruedas paralelas que se manejan con la inclinación del cuerpo.
En los últimos recintos hay a modo de guardianes un par de guerreros realizados en monolitos un poco amichelinados, si se me permite la expresión.
Es palpable el deterioro conforme se avanza en el parque. Los dioses están mutilados, y las cabidades dentro de los templos vacías. Aunque es de suponer que la UNESCO ha destinado ya ingentes fondos a la rehabilitación, hay aún mucho trabajo por hacer.
Ahí se ven algunos nichos vacíos. La mejor prueba de lo que digo es ese cuerpo separado por la cintura, probablemente por algún movimiento sísmico.
A pesar de todo, es una visita gratificante, muestra de civilizaciones muy antiguas que probablemente nos miren a los europeos como recién llegados a la historia y a la cultura, como nosotros pensamos de los americanos.
A la salida tienen unos pocos animales en una especie de mini zoológico. Las plantas, como en todas las zonas tropicales crecen solas y muestran una vitalidad sensacional.
Por la tarde he tenido trabajo. He sacado el vuelo de pasado mañana a Bali, donde perderemos otra hora del reloj, y sobretodo he conseguido el visado para Nueva Zelanda adonde espero estar ya en menos de un mes. Aunque no tengo prisa en llegar, por otro lado me hace especial ilusión por abrazar al amigo Javier, culminar otra etapa del viaje, e iniciar el regreso.
Antes, a partir del día uno de octubre y durante tres semanas, hemos formado un grupo de WhatsApp entre los cuatro "canguros australianos" (así le hemos llamado al grupo) para ir diseñando la ruta allí. Es un continente con unas distancias enormes y que prácticamente en tres semanas vamos solamente a atisbar mínimamente. Tampoco se pretende en este viaje mucho más.
Buenas tardes amigos. Mañana el objetivo será visitar al atardecer el volcán más activo de indonesia, con 2.900 m de altura y con erupciones anuales de polvo y más voluminosas cada 5 a 10 años. Esperemos que no esté fraguándose la siguiente. Tiene unos miradores fantásticos según me cuentan y pequeños pueblos en su falda también muy turísticos. Os lo contaré posiblemente al día siguiente. Es el Monte Merapi (Montaña de fuego en javanés).
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