miércoles, 27 de agosto de 2025

Visitar el Potala en Lhasa (Tíbet). Un sueño cumplido.

     No sé si voy a poder hacer esta entrada pero voy a intentarlo. El hotel tiene una wifi penosa. 

    El pasado 25 de agosto arranca bien la cosa porque me dan ventanilla en la parte izquierda del avión que es desde donde se ven los Himalayas. Vamos a volar paralelos a ellos. La primera foto es Katmandú. Se ve uno de los templos que visité el primer día.


Entramos a Lhasa por la parte moderna de la ciudad. Grandes edificios y avenidas todo muy moderno y muy estilo comunista.

Todas estas primeras fotos son tomadas desde el microbús que nos lleva del aeropuerto al hotel. Como veis rodeamos nada más llegar el Potala. 
Deciros que los controles son super estrictos. A mí me hicieron un chequeo médico tomándome la temperatura y una muestra de saliva. 

Una vez en la ciudad vieja, las casas son de pocos pisos y las calles más estrechas. En ambas la limpieza es máxima. Los luminosos por todas partes en chino y tibetano y la iluminación por las noches excepcional con esas grandes farolas en forma de flores de loto.

Salí con un alemán y una italiana a dar una vuelta porque el guía no nos contactaría hasta el día siguiente. El primer día es solo de aclimatación a los 3.600 m a los que estamos. Yo me sentí bien en todo momento. También buscábamos conseguir yuans que es la moneda local pero los cajeros del Bank of China no funcionaban. Estos son los paisanos locales que nos encontramos. Sobretodo las mujeres visten muy tradicional. Los hombres muchos también.

El monasterio de Drepung es la primera visita. En él vivieron los primeros cuatro lamas. Es como un barrio entero con múltiples manzanas y muy empinado, con escaleras y rampas por doquier muy incómodas. La parte más larga de los escalones aquí va en vertical y la corta en horizontal. Tengo que subir y bajar de lado. Los espacios son amplísimos y empezamos a ver los tradicionales molinos budistas. 

Ahí tenéis una prueba de lo que digo de las escaleras. Perdonad que he repetido una foto pero a la velocidad que va esto no lo voy a corregir. El interior de los templos está todo de maderas muy buenas y antiquísimas, pinturas e imágenes de Buda y de los anteriores Dalai Lamas por centenares las de entre metro y metro y medio de altas, decenas las de dos metros y medio para arriba, algunas enormes, y pequeñas por millares. Lo que no está pintado está forrado de una tela parecida a la alfombra. En los interiores no se pueden hacer fotos. Hay bastantes lamas, numerosísimas ofrendas que renuevan a diario tanto de flores preciosas como de comida que dan a los niños o a los jaks, y billetes a mansalva por todas partes. En urnas, por el suelo, sujetos a las ventanas, a los pies de los budas en las hornacinas,... Una exageración. Y de vez en cuando se ve a algún lama en un rincón que en vez de rezar, cuenta billetes. 

No contentos con tener el templo principal arriba del todo, cuando los monjes quieren meditar suben por más escaleras al pequeño monasterio amarillo de arriba en la montaña. El valle de Lhasa está rodeado de ellas. Ahí tenéis también una vista de la ciudad.

Esta es la segunda visita, el monasterio de Sera, más llano pero igual de grande donde nos esperaba una sorpresa. Como veis tiene calles arboladas y también diversas construcciones. Muchas de ellas son escuelas de monjes. Las dos fotos de abajo son una estupa y una librería.

Es una pena no poderos enseñar los interiores. He hecho una amiga pequeñita que disimuladamente iba sacando algunas fotos. Me las mandará cuando salga del país porque el control policial es enorme y da miedo saltarse la mínima norma. Hay cámaras en todas partes, monasterios y ciudad. A los coches les sacan fotos a todos absolutamente con flases que no paran de saltar, y en el grupo de turistas hemos detectado que llevamos un policía secreta de paisano que se hace pasar por uno más.

Esta era la sorpresa. Asistimos a un debate de lamas de muy alto nivel. Puse un vídeo en el estado muy peculiar. Si alguien lo quiere ver que me de su WhatsApp y se lo mando. En el blog no sé porque no puedo colgarlos. 
En un patio se ponen por parejas, uno (el examinado) se sienta y el otro de pie le va preguntando cosas y le tiene que contestar rápidamente. Los temas son sobre el estudio de la mente. De vez en cuando una de las preguntas la lanza como si fuera un tiro haciendo un gesto con todo el cuerpo que finaliza con una patada en el suelo y una gran palmada. En ese mismo instante el interpelado tiene que dar la respuesta correcta sin tiempo para pensarla. En el patio se lia un vocerío de miedo. El del bigote que se parece a mí dedujimos que era el de más nivel. En las fotos de abajo hay más gente con vestimenta típica. La rubia que hay con una muy adornada de vestido y joyas es una chica del grupo que me ayudaba a subir y bajar escaleras. La foto de abajo a la izquierda son otros dos chicos del grupo viendo lo que vende el lama.

La de hoy era la visita estrella para mí. Hace más de 50 años que quería conocer este lugar y en concreto este monasterio donde han vivido los Dalay Lamas cientos de años. Creía que solo se podría ver por fuera pero lo he visitado también. Es muy espectacular porque está dentro de la ciudad pero en un monte. Hay que subir 690 escaleras para llegar de peldaños altos y desnivelados y tiene según el guía entre interior y exterior mil ventanas. No defrauda. Y el interior menos aún. La ciudad a sus pies con medio millón de habitantes tiene una vista muy bonita.

El libro "El tercer ojo" de Lobsan Rampa que leí hace más de 50 años despertó en mi el interés por este lugar. A mí vuelta lo volveré a leer. La subida y bajada han sido muy divertidas. Unos me animan, otros querían una foto conmigo como el de abajo a la derecha. Cuando me veían subir despacio y con el bastón, me han preguntado la edad. Y la verdad es que he llegado muchísimo mejor de lo que esperaba, eso sí, despacio. 

Después hemos comido todo el grupo en ese restaurante. En la cerveza pone: "Lhasa, la mejor cerveza del techo del mundo". Estaba buena. La comida en este caso no muy abundante pero exquisita. Aprovecho esta composición para poneros un ejemplo de una frase escrita en tibetano. También para enseñaros las vayas que tiene la policía cada dos calles para si quiere cerrar una zona y establecer controles no tiene más que tirar de ellas mínimamente.

Por la tarde hemos visitado el templo de Jokhang en el centro de la ciudad. También con un ambiente extraordinario. Las flores y frutas de primera calidad, como digo las cambian cada día. Permanente están llegando nuevos sacos y ramos. Todos los balcones, están tapados como en los monasterios con toldos muy gordos hechos con piel de jaks. Parece que estén cerrados pero lo hacen para que no se enfríen. Aquí los inviernos son muy duros. El olor y la solera de estos lugares con muchos siglos de antigüedad son muy agradables, no solo por el incienso que queman. Es un olor suave y muy especial

Los tejados del templo como innumerables objetos aquí y en los monasterios tienen paneles de oro, y algunas cosas son de oro macizo. Es incalculable el valor de lo que cobijan estos muros. Muchas maderas están muy bien labradas y conservadas. En fin, es un lugar adonde no es fácil acceder, pero quien se lo proponga, que sepa que merece la pena.

Aquí tenéis más gente. El vestido que más se ve es el de la primera foto. Colores más bien oscuros (supongo que por el frío), con una doble vuelta de falda y un delantal en colores más animados para adornarse un poco. El resto son escenas de la ciudad mientras he vuelto al hotel en un Tuk-tuk. Los colgajos son adornos que venden en los puestos con objetos muy artesanales y coloridos por toda la ciudad y singularmente cerca de los monasterios y templos.

Os he hecho un montaje con las entradas de los cuatro sitios porque en ellas se ven perfectamente las dimensiones que como os digo emulan un barrio completo de una ciudad. 

Como estos días, sobretodo el primero he estado incomunicado, he dibujado las catedrales de Kutaisi,... 
... y Miskheta. Llevo 50 días de retraso y me gustaría recuperar un poco.

Me parece un milagro pero con mucha paciencia voy a lograr hacer la entrada al blog.
Mañana y pasado me esperan en total 700 km de carretera de montaña camino del campamento base del Everest. Entre medias visitaremos un glaciar, un lago alpino y algún monasterio. Naturaleza en vena. No sé cuando podré hacer la siguiente entrada pero lo intentaré a diario. 
Buenas noches. 

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