Era uno de los destinos añorados para este viaje loco que estoy haciendo, y voy a cumplir los 100 días aquí. Un hito para mí.
La mañana empezaba bien. Ningún problema para encontrar un billete para un bus que salió en menos de una hora. Era el último billete. Allá atrás y pegando botes porque la carretera está muy bacheada. Mucho tráfico también, pero el chofer se aplicó. En 4 horas hicimos los casi 280 km. Una vez aquí, sentado en escalón en la calle, me metí en Booking y encontré ese hotel que veis arriba la derecha. Una casa señorial regentada por una pareja de ancianos supongo que para complementar la pensión, si es que la tienen. Como anécdota el hombre me pidió hablar en francés mejor que en inglés, y yo encantado. Me gusta mucho más. A 50 m el restaurante y la clientela que veis más abajo.
Después de la siesta, a pasear. Grandes aceras y avenidas con edificios de dos alturas tipo decimonónicos. Me recuerdan a la avenida principal de San Petersburgo.
Comienzo por retratar fuentes, algún edificio y una escultura que podéis comparar con la pareja que hay sentada en el pedestal.
Mi pretensión es ubicar la oficina de información para ir mañana a primera hora, pero a lo que surje me voy acercando. Esta es la primera cosa que me llama. El edificio donde veis a los hombres en animada conversación es una mezquita porque está entrando bastante gente tras descalzarse. En esta ocasión sigo mi camino porque veo detrás otra construcción aún más impresionante.
Se trata del Mausoleo de Amir Temur (S.XIV). Tiene una bóveda verde (el color del Islam) muy bonita y un interior muy ricamente adornado como veis.
Y por último, cuando estoy a menos de 800 m de donde quería llegar, me encuentro con el Regestan donde hay un ambiente tremendo y música y juegos de luces en los edificios, así es que allí me quedo porque además conforme avanzo hacia el oeste, cada vez anochece antes, y siendo las 8,30 es ya noche cerrada y no quiero seguir andurreando.
Paseando por los jardines de alrededor veo la estatua de Islam Karimov, y este conjunto de músicos que jamás veremos homenajeados en España que somos, con perdón y que no se me ofenda nadie, un país que no protege ni promociona a sus trovadores... Iba a decir algo bastante más gordo, pero me lo callo.
Este era el ambiente observando el espectáculo de luz y sonido.
Me encanta haber llegado a Samarcanda. Ahora (dentro de poco más de una semana) espero alcanzar otro de esos mitos, en este caso de la cultura hippie que es Katmandú en Nepal. Y allí os hablaré de música.
Buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario