viernes, 22 de agosto de 2025

Katmandú (Cat Stevens).

     Quién me conoce sabe que mi primera afición es la música, muy por encima del baloncesto y de viajar. A pesar de mi absoluta mediocridad tras haberlo intentado con la batería, el piano y el canto, la música de una bonita canción y otro tipo de obras musicales siempre han sido capaces de remover mis entrañas hasta lo más profundo. Me calma cuando estoy excitado y me anima cuando estoy depre. Cuando la necesito siempre está ahí, ya sea para escuchar mi vieja colección de discos y cd's o para aparecer en la esquina de cualquier calle o entrar como nuevo sonido por el aparato de mi coche donde descubro muchas nuevas canciones. 

    La titulada "Katmandú" de Cat Stevens es una de las culpables de esta rendición mía. Me encantaría que todos los que seguís este blog la escuchárais. Os va a encantar, seguro, en Spotify o YouTube la tenéis.

    Hoy he llegado a Katmandú desde Delhi. Sin duda es uno de los sitios marcados desde el inicio de este proyecto en rojo. Me atrae y al tiempo me produce palomillas en el estómago porque este lugar y el Tíbet adonde me llevará una empresa de aquí implican un riesgo que no puedo controlar, en primer lugar porque estoy en una zona de mucha actividad sísmica, y en segundo porque en el Tíbet hay riesgo de "mal de altura".

    Mañana a las 8,30 empezará mi visita e inmediatamente iré colgando fotos primero en mi estado y por la tarde en este blog que con tanto cariño comparto. El mismo que recibo de muchos de vosotros que estáis ahí día tras día. Gracias a todos.

    Tenía claro que quería hacer esta introducción musical el día que llegara a Katmandú. Pero vamos también con cosas más prosaicas.

    No quiero obviar en el blog una referencia al tráfico en la India. Ayer ya conté algo pero es que la sensación de caos bien en un Tuk-tuk, o en un taxi o simplemente intentando cruzar una calle es brutal. Los peatones y vehículos son arrastrados exactamente igual que las piraguas al hacer rafting. Se puede dirigir uno pero a duras penas y no siempre hacia donde quieres.

    La teoría es que se circula por la izquierda, pero solo lo hace el que quiere. Esa ordenanza sirve para que si te viene un vehículo de frente y se va a chocar contigo, instintivamente los dos giren hacia la izquierda y el choque no se produzca, pero en todas las vías va gente en dirección contraria, e incluso a veces marcha atrás.

    Todas las calles que he visto con un altillo o acera en el centro y que debieran tomar los coches en una u otra dirección, en realidad son dos vías de ida y vuelta porque la gente no mira la que debiera ser la dirección obligatoria sino que se mete por donde quiere indistintamente por la derecha o por la izquierda.

    Tampoco he sabido aprender el funcionamiento de los semáforos. He visto a gente parada a veces cuando creía que se podía pasar, y saltarse un semáforo en rojo a multitud de vehículos de todo tipo.

    En las carreteras de doble dirección normales, todas con gran tráfico, los laterales están ocupados por motos, bicis, peatones, animales varios, y por supuesto las vacas que campan a sus anchas incluso por las autopistas.

    La parte central de las carreteras mencionadas la ocupan los coches que cuando han de cruzarse efectúan una hábil maniobra para no chocarse pero pasando a pocos centímetros unos de otros. Si va o viene un camión, entonces el coche por la ley del más fuerte se va a la orilla y expulsa de ella, eso sí, con mucho cuidado a viandantes y velocípedos.

    En carreteras mayores y autovías es muy frecuente que multitud de camiones en vez de viajar por la izquierda como vehículos lentos que son, lo hagan por la derecha con lo que los coches han de ir haciendo un slalon para adelantar.

    El arcén lo utiliza mucha gente para adelantar pero han de tener cuidado pues en él puede haber vehículos parados o viajando en dirección contraria, peatones o cualquier tipo de animal.

    En las visitas que hago con los guías temen que con mi bastón y mi media cojera tenga problemas para cruzar. No saben que me encanta y que me siento como pez en el agua. Lo he hecho en muchos sitios. En realidad mi mente es muy anárquica en muchos aspectos y valoro mucho eso de que cada uno haga lo que le dé la real gana respetándonos todos y colaborando en que el resultado sea óptimo.

    En fin, como decía ayer, menos normas y más preocuparnos todos de no dañar al vecino y que todo termine bien.

    Los Tuk-tuk (los hay por millares) con frecuencia circulan sobre la raya que hay dibujada en el asfalto y así, como ocupan poco espacio, les cabe un coche a cada lado. 

    Cuando el tráfico se intensifica ya el aprovechamiento del espacio es inconcebible. Todos, motos, bicis, Tuk-tuk de tracción mecánica y humana, coches, autobuses y camiones se juntan y no dejan más de 15 cm entre unos y otros. Se convierten en una masa compacta que avanza como la lava de un volcán no se sabe hacia donde. Y cuando se para, esos mínimos espacios los ocupan los peatones para cruzar y los pobres, mutilados y niños para pedir.

    El espectáculo es dantesco y solo se comprende viviéndolo. 

    Otra cosa son los claxon. Los usan en todo momento y con significados muy distintos: déjame pasar, no te muevas, frena un poco que voy con inercia, mirad que voy, correte un poco, me la has jugado, es que no me has visto, quiero cambiar de dirección, vamos que el semáforo se ha abierto, en fin, todo un muestrario infinito. 

    Y yo lo he disfrutado a veces en taxi, pero cuando más en el Tuk-tuk de mi amigo Raju con música Hindú a todo trapo (percusión multiple, sitar, voces atipladas, coros y a veces acordeones y flautas). Jamás lo olvidaré, y espero volver, la próxima vez acompañado. 


    Buenas noches. Mañana más. Por cierto se me olvidaba deciros que la media de ocupantes de una moto es de 3 a 4 personas, más el niño pequeño en brazos que lleva la madre. Todo un poema. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No sé como será Bora Bora, pero Bali es un paraíso.

     El título de hoy hace referencia a una anécdota viajera con mi amigo Ignacio hace muchos años que carece de importancia.      Hoy tenía...