Os tengo que contar que ayer tuve mi primera indisposición viajera que gracias a Dios fué leve. Creo que me sentaron mal unos plátanos, mi cuerpo no los admitía y estuve toda la noche con el estómago mal. Me levanté a las 4,30, a las 6 cogí el bus todavía regular, y luego poco a poco, con unos frutos secos que llevaba y un té que me dieron en el autobús, fui mejorando.
Las primeras cuatro horas de viaje fui dormitando con la cortina corrida hasta que llegamos a la zona fronteriza entre Turquía y Georgia donde vimos algunas playas bastante animadas.
Ya en la frontera centenares de camiones retenidos me hicieron temer lo peor.
Sin embargo no fue así. Un poco de barullo porque nos juntamos dos autobuses pero sigo pensando que es un buen medio de atravesarlas. Una vez dentro lo primero que choca es el idioma. Veremos hoy pero ayer el traductor de Google en un par de intentos no lo reconoció. La estancia parece que va a ser barata. La gasolina está a un euro redondeando porque el lari georgiano está a 2,90 por cada euro. Ahí me veis en la bodega del autobús al fresco esperando que lleguen todos mis compañeros de viaje.
La primera ciudad georgiana, Batumi me hace acordarme del Benidorm de los años 60 y 70 con muchos rascacielos en construcción. Las últimas dos fotos son de casas viejas y escarconchadas con toda la ropa tendida en la calle.
Enseguida tiramos hacia el interior y vemos al fondo el Gran Cáucaso o Cáucaso Mayor con alturas superiores a los 5.500 m. Kutaisi se encuentra en una depresión entre éste y el Cáucaso Menor, también montañoso pero con menos altura. En Georgia si que se ve ganado por todas partes. Parece que fuera salvaje incluso. Todavía no han quitado los pasos a nivel. Os acordáis de ellos?.
En Kutaisi nos recibe está fuente que me parece una auténtica horterada en una gran plaza donde conviven transeúntes y coches en perfecta armonía.
Estos son los edificios que la circundan.
Veo diversas esculturas y pinturas por el centro. Junto a una de ellas me choca ver a un grupo de jóvenes jugando a las cartas
Luego paso por un patio entre dos manzanas bastante bohemio al que acceden los jóvenes a tomar algo a media tarde.
Como veis hemos cambiado el tercio totalmente. Las viviendas en todo el centro, aunque con falta de una mano de pintura, recuerdan totalmente a aquellas fotos de Belda de los edificios de la calle Ancha de Albacete que nosotros derribamos en su mayoría y que aquí se conservan
El último de ellos es la fachada del Newport Hotel Kutaisi en el que me hospedo.
Con una estupenda cerveza que no sé cómo se llama y que amarga un poco, una crema de champiñones, una ensalada y algo parecido a una croqueta de carne despido el día y me voy raudo a la cama, que ha sido largo. El cuerpo ha ido a mejor claramente. Buenos días porque la entrada hoy la hago al levantarme. Un día más, un día menos. Sed felices.
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