Pero lo peor, no sé si porque estamos a finales de julio, es que se ha convertido en un cuello de botella. No hubo forma ayer y esta noche de encontrar un billete. Por internet ni desde España ni desde aquí fué posible. Confiaba en que me dieran uno en la estación, pero tampoco hubo suerte. Incluso a las 3 de la mañana que pasaba el tren, pregunté a los encargados de los vagones (cada enganche lleva un responsable con su pequeño despacho) si llevaban hueco y podía pagarles a ellos el trayecto, y uno a uno me dijeron que no.
Luego me esperé a que amaneciera para buscar un taxi o marshrutka que me lleve a la frontera, pero no los encontré, así es que noche en blanco y vuelta al hotel.
Una cosa no está mal y es que las comidas no usan picante como en otros sitios y son más agradables.
Cosas a aprender. Que estas zonas más complicadas y que no aportan hay que evitarlas. Hay que dar de vez en cuando un saltico en avión y no perder el flujo de turistas.
Por lo pronto cuando llegue al este de Uzbekistán, para seguir viaje posiblemente coja un avión (evito Pakistán y el oeste de China) para llegar a Nepal, y desde allí estoy decidido a contratar un tour por el norte de la India y no ir a mi bola.
Hay una cosa que he comentado con los más allegados y quiero pasar por el blog. Hay dos tipos de reacciones de la gente que no comprendo porque en general todo el mundo colabora y me ayuda. Y, si cabe, cuando saben que soy español, más aún, pero en algunos casos, o llevan la conversación por otros derroteros, no sé porqué, o se desentienden con un gesto. He llegado a la conclusión de que es gente que no sabe leer y o bien no lo reconocen y siguen la conversación por donde les parece, intentando ayudar pero sin saber lo que yo digo y pido, o al ver el texto del traductor, simplemente se apartan. No les pasa a los jóvenes que posiblemente todos lean. He aprendido que el traductor también puede hablar y eso ayudará.
Como hay poco que ver y contar por aquí, os paso unas fotos inconexas que os cuento.
En la primera, dos comensales en el restaurante del primer día comen descalzos y con el pié derecho ambos encima del sofá.
La segunda es un monumento más a los kazajos que sufrieron los avatares de la Segunda Guerra Mundial (1941/45).
La última es una estatua que he visto esta mañana de vuelta al hotel de una cazaja y su hijo. No he llegado a saber quién es.
Y el dibujo es un recuerdo que he hecho de una foto en Esmirna en la Plaza de la República que representa a la caballería de Ataturk liberando la ciudad de los griegos.
Espero tener pronto mejores noticias y contaroslas. No hace demasiado calor y el hotel es agradable.
Buenos días España!!.
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