lunes, 28 de julio de 2025

Beineu, un cuello de botella inesperado.

    Al final encontré la ventanilla de la estación de tren, quien lo diría, en una especie de nave con una puerta de chapa.
    Pero lo peor, no sé si porque estamos a finales de julio, es que se ha convertido en un cuello de botella. No hubo forma ayer y esta noche de encontrar un billete. Por internet ni desde España ni desde aquí fué posible. Confiaba en que me dieran uno en la estación, pero tampoco hubo suerte. Incluso a las 3 de la mañana que pasaba el tren, pregunté a los encargados de los vagones (cada enganche lleva un responsable con su pequeño despacho) si llevaban hueco y podía pagarles a ellos el trayecto, y uno a uno me dijeron que no.
    Luego me esperé a que amaneciera para buscar un taxi o marshrutka que me lleve a la frontera, pero no los encontré, así es que noche en blanco y vuelta al hotel. 
    Una cosa no está mal y es que las comidas no usan picante como en otros sitios y son más agradables.
    Cosas a aprender. Que estas zonas más complicadas y que no aportan hay que evitarlas. Hay que dar de vez en cuando un saltico en avión y no perder el flujo de turistas. 
    Por lo pronto cuando llegue al este de Uzbekistán, para seguir viaje posiblemente coja un avión (evito Pakistán y el oeste de China) para llegar a Nepal, y desde allí estoy decidido a contratar un tour por el norte de la India y no ir a mi bola. 
   Hay una cosa que he comentado con los más allegados y quiero pasar por el blog. Hay dos tipos de reacciones de la gente que no comprendo porque en general todo el mundo colabora y me ayuda. Y, si cabe, cuando saben que soy español, más aún, pero en algunos casos, o llevan la conversación por otros derroteros, no sé porqué, o se desentienden con un gesto. He llegado a la conclusión de que es gente que no sabe leer y o bien no lo reconocen y siguen la conversación por donde les parece, intentando ayudar pero sin saber lo que yo digo y pido, o al ver el texto del traductor, simplemente se apartan. No les pasa a los jóvenes que posiblemente todos lean. He aprendido que el traductor también puede hablar y eso ayudará.
    Como hay poco que ver y contar por aquí, os paso unas fotos inconexas que os cuento.


    En la primera, dos comensales en el restaurante del primer día comen descalzos y con el pié derecho ambos encima del sofá. 
    La segunda es un monumento más a los kazajos que sufrieron los avatares de la Segunda Guerra Mundial (1941/45). 
    La última es una estatua que he visto esta mañana de vuelta al hotel de una cazaja y su hijo. No he llegado a saber quién es.
    Y el dibujo es un recuerdo que he hecho de una foto en Esmirna en la Plaza de la República que representa a la caballería de Ataturk liberando la ciudad de los griegos. 
    Espero tener pronto mejores noticias y contaroslas. No hace demasiado calor y el hotel es agradable. 
    Buenos días España!!.

    

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