lunes, 7 de julio de 2025

En Mtskheta tenía que haber alquilado un coche.

     Es lo que aconsejo hacer si alguien quiere venir a ver este lugar tan bello y estratégicamente situado.

    Si porque aunque los taxis son muy baratos y he visto lo más importante, en cada carrera a ver cosas salían carteles marrones ubicando otras muchas, y en estas montañas tan bellas y escarpadas tiene que haber auténticas maravillas escondidas.

    Como la oficina de turismo cuyo edificio veis arriba abría a las 10, me he acercado antes a Samtavro. Estos son algunos edificios, fuentes y jardines que me he encontrado en el camino.


Nada más abrir a las 8,45 le doy una vuelta. Es del mismo corte que Svetitskhoveli pero bastante más pequeño.

Los aledaños parecidos también, la torre, el cementerio, las cruces de Santa Nina, evangelizadora de Georgia y que dicen que ato con sus cabellos representando humildad, dolor y sencillez; una capillita minúscula y policromada,... Por desgracia no dejaban hacer fotos dentro. He pillado a dos monjas in fraganti y ahí las tenéis. Es una pena porque la actividad era frenética. Una veintena de monjas de negro absoluto con unas capas de hilo finísimo que se abrían al caminar y sin que se les vieran los pies tocaban y besaban puertas, suelo, cuadros, libros, ... de aquí para allá persignándose en lotes de tres veces en cada ocasión. Me han recordado a las tres hadas de la Cenicienta de Disney. A las 9 han entrado un pope oficiante y un sacristán, han llegado unos 50 fieles, las monjas se han puesto juntas en un apartado separadas del resto y ha empezado una liturgia en la que con frecuencia cantaban ellas a varias voces. Una gozada que solo os puedo contar 

De camino a la oficina de turismo he visto este mobiliario urbano. Mural, esculturas y artesanía en hierro.

Me he cogido un taxi que otro día os contaré en un anecdotario y me he ido a 12 km al monasterio de Shiomguime. Una vez tomada nota de las prohibiciones del lugar, veo que se trata de tres instalaciones religiosas muy distintas. La primera y más artísticamente espectacular es esta nave rectangular.

Su interior no tiene desperdicio, con unos frescos ortodoxo bizantinos bellísimos

    Dentro sobrecoge tanta belleza. Uno no sabe hacia donde mirar. 


Estas son las otras dos instalaciones más pequeñas, una de ellas parece románica, pero con mucha más actividad.

En la primera mientras oficiaban y luego departían, me han permitido campar a mis anchas. Solo me ha faltado una foto con el pope. Me ha dado corte, pero ahora pienso que seguro que se la habría hecho. Ea!.

La tercera solo tenía adornado el fondo de la nave y esas tinajas enterradas para conservar algo a la salida,...

...pero además por un recoveco se accede a una cueva en la que vivió y murió San Shio, un sirio ermitaño que cristianizó Georgia y que es venerado por multitud de peregrinos. En la pequeña cavidad está su sarcófago y luego encima fueron construyendo todo lo demás.

Luego en el mismo taxi que me llevaba y me iba esperando he ido al monasterio de Jvari, el que veíamos ayer en la montaña. 

Subiendo la cuesta un joven ha cogido este lagarto que ha sido la delicia de todos. 

La ubicación de Jvari es increíble. Desde arriba se ven los dos ríos Aragvi y Kurá, uno viene del Gran Cáucaso y el otro del Cáucaso Menor y se juntan en Mtskheta. Los valles que han formado son preciosos. 

El interior es austero. Destaca la cubierta totalmente de vigas de madera ahora reforzadas por hierro, así como un altar central, una especie de rueda de molino alta con imágenes bizantinas que todo el mundo toca y besa.

Solo me quedaba acercarme con mi taxista favorito al castillo de Bebristsikhe, abandonado y en ruinas, pero que me había llamado la atención porque su silueta se veía desde el pueblo.

Durante toda la mañana me han asediado cuestas y escaleras arriba y abajo. Aquí os pongo solo las de la última etapa. Los tirantes que sujetan el muro del castillo tienen menos tensión que mis pantorrillas en algunos momentos. Mi bastón y mi ritmo pausado me mantienen en ruta. 

Mañana he quedado a las 9 con el taxista que me llevará a Tbilisi para coger un marshrutka -minibus- que me cruce la frontera con Armenia y me lleve a Gyumri. Buenas tardes en España, noches en los Balcanes. 

domingo, 6 de julio de 2025

Mtskheta, un pequeño pueblo/museo.

     Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con varios monumentos, iglesias y Monasterios.

    Para empezar el viaje había que coger un taxi hasta Rioni que es por donde pasa el tren que me dejaría en Mtskheta. En la estación, como voy con tiempo, charlé con unos australianos que me dieron una información muy válida para aquellas tierras.

    Ahí se ven de lejos en la estación. En el tren, a la izquierda mucho verde y a la derecha varios ríos y el Pequeño Cáucaso al fondo.

    La estación de abajo es la de Mtskheta ya. 


El monasterio de Svetitskhoveli es el centro del pueblo y así se ve desde fuera de la muralla que lo circunda. A la entrada, el primer pope.

Es grandioso. Ahí lo tenéis desde todos los ángulos.

Estos son los bastiones y viviendas de los popes adosadas a la muralla por dentro.

Y esto algunos adornos y detalles que te vas encontrando por dentro de la muralla antes de entrar en la basílica. 

Dentro sorprende la altura de todo y el Pantocrátor detrás del altar que mide como ocho o nueve metros. Las naves y otros elementos interiores son imponentes.

El templo está muy animado con gente haciendo reverencias, besando cuadros, cruces, puertas,... y rezando por todos lados.

Este es parte del mobiliario, todo en metales nobles y piedras preciosas.

Y esto algunas tumbas que hay, una de ellas sacada en relieve. También las hay afuera. Los del cuadro parecen los apóstoles. 

Esta parece la joya de la corona. Mirad las incrustaciones que tiene en materiales muy valiosos. 

Como veis el pueblo es realmente un museo. Todas las casas tienen algo, y el entorno también fantástico. 

Este es el río Kurá que se remansa en la ciudad y al fondo arriba del monte el santuario de Jvari.

En lo que llaman Antioquia, un pequeño templo del siglo IV construido por las primeras comunidades cristianas, que estaba ya cerrado, me debieron ver cara de peregrino porque me dejaron entrar. Asistí a la lectura por una mujer de un par de libros sagrados. 

Y al final la naturaleza tuvo a bien obsequiarnos con este lindo atardecer.

Buenas noches, que es muy tarde por aquí.

sábado, 5 de julio de 2025

El parque botánico de Kutaisi

     La verdad es que lo dejé para el último día porque en una ciudad más pequeña que Albacete no esperaba ver gran cosa y sin embargo he estado en el mejor que he visto en mi vida, hasta el momento. Tengo un gran recuerdo del de Kiev pero este lo supera sin duda. 

    Lo primero que vi esta mañana fue este precioso mural. Los muñecos están hechos con alambre y los vi ya en el parque.


Cuando subí a la catedral también vi este mercado callejero, los puestos de quesos. Unos en la calle en el suelo, otras en diminutos sótanos, otros abren los capos de sus furgones y a esperar al cliente. La señora mayor se conforma con vender unas pocas hierbas que cosechó a primera hora, y el ama de casa con la compra hecha vuelve a casa por el puente de las cadenas.

De camino al botánico he ido observando distintas construcciones. Llama la atención la casa sostenida por finas columnas de hierro.

Como el botánico tiene tanto que ver os he agrupado las cosas. Primero parte de la flora.

A los árboles os puedo asegurar que las fotos no les hacen justicia. Hay muchos centenarios (secuoyas, cedros del Líbano, también plátanos gigantescos,...) y la gran mayoría con un dedo de musgo en el tronco.

Estos son algunos adornos del recinto y como veis un acogedor auditorio.

Senderos de todo tipo que he ido recorriendo. La mañana ha sido muy agradable. Un buen paseo por estos lugares a 19 grados sabe a gloria.

En uno de los árboles que sigue vivo han hecho una pequeña capilla ortodoxa.

Había también una exposición como las que hace la Caixa que iba mezclando fotos preciosistas con otras de crítica social. El letrero de la chica de rojo dice : "Y mientras la gente se quema ellos se bañan en champagne".

Os ha gustado, verdad?. Al salir en vez de volver hacia el centro me he ido hacia las afueras y me he encontrado esta urbanización que es seguramente de los ricos. Con una pequeña iglesia y todo. La vaca estaba tan pancha husmeando en la basura. Al ver pasar a la niña como si tal cosa lo he normalizado yo también.

En estos países menos desarrollados que el nuestro hay mucho artesano herrero y mucha forja y se nota muchísimo en puertas, balcones, rejas,...

Ya de vuelta en la ciudad he visto este letrero que rezaba "Georgian Cuisine" y me he metido. Había que bajar a una cueva en la que las paredes estaban permanentemente rezumando agua. El edificio hacia arriba también tenía mesas en una especie de reservados encima del río. Luego me he ido a un café que me atrajo el otro día. He saludado al niño de los sombreros y me he tomado una copichuela.

Es curioso comprobar como la ciudad vive de espaldas a un estupendo río, como Barcelona y el mar antes de los Juegos Olímpicos, al que como mucho dan la parte de detrás de algunas casas.

La última actividad de la tarde ha sido subir en el teleférico que te lleva a una colina donde hay poco más que un parque infantil y alguna vista no muy despejada de la ciudad.

La cena hoy la están amenizando estas dos chicas interpretando musi clásica para turistas. Temas conocidos. Yo siempre prefiero que me sorprendan. Son bastante buenas a mí humilde entender. 

Mañana y sin que me haya llegado aún la medicación me voy dos noches a Mtskheta aún en Georgia. Con ese nombre tiene que haber al menos algo original.
Buenas noches. 

viernes, 4 de julio de 2025

Anecdotario (4 de Julio)

     La ciudad de Kutaisi prácticamente está vista y hoy llueve así es que como tengo un día más esperando a ver si me llega la medicación, voy a aprovechar para seguir diseñando la ruta e ir gestionando el tema de los visados que necesitaré en China, Pakistán, India, Nepal y Tíbet adonde espero llegar en un par de meses. 

    Llevo toda la mañana en eso y parece que le voy viendo la luz así es que para cambiar un poco el chip voy a contaros algunas anécdotas del tiempo pasado.

    Llevo en lo que va de viaje tres paquetes enviados a España con cosas que aquí ya no necesitaba de los cuales han llegado uno y medio. El primero con unos zapatos que abultaban mucho y no sé si algo más llegó sin problemas. El segundo con una mochila (me compré una maleta de ruedas), un cuaderno de dibujo demasiado grande y un regalo que me hizo el amigo Milan de Trieste, la chica de correos de Zadar me indicó al revés donde poner destinatario y remitente. Al ver el error, hizo unos tachones cambiando ambos conceptos. Total, que nunca más se supo. Y el tercero fueron unas monedas y billetes con muy poco valor que le envié desde Bulgaria a mi hermano que colecciona y que me habían sobrado de Turquía (liras turcas). Bueno pues llegaron los billetes pero no las monedas. Jamás entenderé como ha podido ser. 

    Anteayer desde Kutaisi quise hacer un envío a Albacete con un par de libros pequeños que ya no necesito, los mapas de Europa y Turquía, idem, una libreta de notas turística que me pidió una compañera de la Caja y un derviche imán para el frigorífico. Me pedían por facturarlos 125€ así es que seguirán viajando conmigo. Ea!.

    Lo de enviar los medicamentos está siendo una odisea. Las empresas privadas (DHL y similares) no hacen envíos de medicamentos. A través de correos ha costado 125€, pero no garantizan la entrega. Si pasa por un escáner y a algún funcionario de Georgia no le gusta, pueden terminar en una papelera. En vilo estoy ya dos días a la espera porque tampoco garantizan ningún plazo de entrega. La opción B si en diez días no sé nada es coger un vuelo Ereván - Madrid ida y vuelta y que me las acerque mi hija a Barajas. 

    Me ha resultado muy curioso en Turquía comprobar como en algunas ciudades has sido normal tomar cerveza en las comidas y en otras era imposible encontrarla. Recuerdo que en Edirne se me acerca un camarero muy sigiloso y me pregunta si quiero cerveza. Le digo que si y me la trae dentro de una bolsa de papel. Le pregunto porque y me dice que quien vea la botella puede informar a la policía y crearle problemas. Total, la consumí rápido y a otra cosa. Luego en la misma ciudad en un merendero junto al río me la sirvieron sin mayores problemas. Cualquiera lo entiende.

    Lo de la ciudad subterránea de Capadocia ya lo conté en parte. Fue muy impresionante. Aparte de que no sabía cómo iba a reaccionar por allí abajo, algunos lugares eran realmente justos. Recuerdo que en alguna parte del recorrido, además de hacerme varios raspones en la calva que me han durado varios días, tuve que andar a cuatro patas porque agachas ya no cabía. Hubo un tramo que el guía me desaconsejó que hiciera y me lo salté. Recuerdo que había una escalera de unos cuarenta o cincuenta peldaños por la que solo cabía una persona de ancho en cualquier sentido y estaba en curva, por lo que el guía tenía que gritar para que dejaran de bajar, entonces subía el corriendo, paraba a la gente y gritaba para que subiéramos o bajáramos nosotros. Imaginar el agobio en días de afluencia masiva de turistas. Cuando estuve yo no había pocos.

    Un día al llegar a destino y recoger las maletas para irme al hotel, de milagro me di cuenta de que una de las que llevaba no era la mía. Se parecían mucho. Desde ese mismo día las he identificado con un trozo de la cuerda verde que llevo por si tengo que tender ropa lavada en algunos de los hospedajes que no tengan ese servicio. Ahí las tenéis, siempre junticas las dos.


En Sivas ha sido la primera ciudad en la que no he encontrado a nadie que hablara ingles ni ningún otro idioma  que no fuera el turco. Ni recepcionista del hotel, ni camareros, ni taxistas, ni el empleado de la agencia de transpotes en la estación de autobuses. Absolutamente nadie. Eso sí, la gente enseguida sacaba el móvil con el traductor Google y escribiendo o hablando a través de los móviles nos entendíamos.

Otra cosa muy curiosa de Turquía es que en todas las paradas de taxis (todos llevan parquímetro en el retrovisor) y hay muchas paradas a poca distancia unas de otras, hay una garita con un empleado, y cuando llegas es quien te dice cual coger mientras los conductores están charlando en un corro o tomando un té a la espera dentro de la citada oficina. 


Comentar que si bien los mercados están algo menos surtidos en Georgia que en Turquía, por contra, la comida es bastante mejor y más barata. Estoy comiendo y cenando un primer plato de sopa o ensalada o pasta abundante y carne o pescado por 11€ con un té o un postre.

Por la tarde he ido, como siempre, a ver la iglesia de mi barrio. Por dentro muy sencilla, por fuera me ha gustado. Muy alta y en poco espacio y con una escalera de más de 50 peldaños delante.

Este es el Golden Marqee, lo vi el primer día y no le di mayor importancia. Es del S.XVII y lo utilizaba el Rey para descansar y reunirse con los más allegados. Está junto al río. Tiene este árbol centenario en el jardín y se encuentra cerrado por rehabilitación.


Justo al lado hay un teleférico que cruza el río hasta una colina. La gente sube a pasear, jugar con los niños en un parque infantil, observar las vistas de la ciudad y tomarse un refresco. Mañana es posible que suba. Hoy llovía.

Y por último me he venido a cenar a un restaurante en el que me dijeron que los viernes había música folk en vivo. Me apetecía mucho porque aquí la música tradicional es muy coral. Efectivamente se han sentado cuatro chicos entre 30 y 40 años en una de las mesas, como hacíamos en el Nido de Arte al principio. Han ecualizado una guitarra y han puesto dos micros sobre la mesa y están cantando como los ángeles, con unas voces preciosas y bien empastadas. 


El día no puede terminar mejor. Buenas noches a todos. 

En Mtskheta tenía que haber alquilado un coche.

     Es lo que aconsejo hacer si alguien quiere venir a ver este lugar tan bello y estratégicamente situado.     Si porque aunque los taxis ...