El cambio de Anatolia a Capadocia es brutal. De un altiplano parecido a la Mancha a una formación geológica caprichosa que ha formado una especie de grandes campanas de piedra que los hombres vaciaron para hacer sus casas.
Ya desde el autobús empezamos a ver que todo ha cambiado en pocos kilómetros. Me recuerda la bajada a Alcalá del Jucar desde el llano manchego.
La pensión que he cogido está en lo alto del pueblo y tiene unas terrazas desde las que se contempla toda la zona. Desembarco y me voy de paseo. En seguida vuelvo a ver lo que parece un miembro del ku klus clan que ya vi desde el bus.
Veo una puerta abierta y me meto. Es un lugar que parece abandonado. No sé si fue iglesia, cementerio o ambas cosas excavadas en la roca.
Le pregunto a Maps donde hay una vista panorámica y obviamente me pone a subir cuestas. Esto es lo que voy descubriendo.
Desde el punto más alto desde luego las vistas no defraudan.
Con los mismos materiales que sacan de las cuevas hacen casas normales con muy buen gusto también. Fijaros en el balcón de la cueva.
De vuelta al pueblo paso por esta mezquita pequeña pero hermosa, hecha de piedra y madera. Lo de los altavoces en el minarete es para matarlos.
Esta vez os enseño mi pensión porque merece la pena.
Antes de cenar he terminado un dibujo de Podgorica que tenía a medio en esta terraza de casa.
Y por último la cena en un restaurante con terraza junto a ese grupo de brasileños.
Buenas noches amigos. Esta madrugada me tengo que levantar a las 5 si quiero ver los globos aerostáticos, una de las atracciones del lugar. Y mañana de tour a ver entre otras cosas una ciudad bajo la roca.
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