Uno de los problemillas que tengo es que en ciudades tan interesantes, voy todo el día de aquí para allá descubriendo cosas y no tengo tiempo de planificar a medio plazo. A partir de Estambul no tengo más que un esbozo de lo que busco, así es que en Constantinopla pararé varios días y la mitad de ellos serán para planificar, pedir visados -necesarios en muchos sitios de Asia-, ver los países donde me meto y su situación geopolítica, parecen similares pero unos son muy abiertos y otros muy cerrados. Hay que estudiar antes. También julio y agosto tengo que evaluar para dónde voy que no haga 50°.
Una cosa que me parece muy curiosa e que por estas tierras los cementerios no tienen muros alrededor. Pasas por un pueblo y en un apartado están las tumbas como si fuera el jardín del Santo Ángel.
Esto no pensaba contarlo aquí pero como estamos entre amigos,... Uno de mis grandes miedos es no encontrar servicio en alguna zona poblada y mearme encima -a estas edades para los mayores es un problema-, no ha sucedido hasta la fecha, pero un día buscando el apartamento entre letreros en cirílico, tuve que hacerlo en un macetón en mitad de una escalera; y no os digo lo amigo que soy ya de los grandes árboles.
Es problemático aclararse con los dialectos. A veces tienes que averiguar si dos palabras similares dan nombre a un mismo sitio (en España te encuentras que camino de Alicante, en algunos sitios pone Alacant), sin embargo a veces dos palabras similares dan nombre a lugares muy distintos. En fin, un lío.
Esta es gorda y la pongo en blanco sobre negro. Me compré una bolsa de patatas fritas entre Montenegro y Albania y miré los ingredientes que venían en 24 idiomas que son: albanés, kosovar, inglés, serbio, montenegrino, macedonio, croata, bosnio, turco, griego, búlgaro, alemán, húngaro, sueco, francés, italiano, rumano, checo, eslovaco, holandés, danés, fines, esloveno y árabe..., y NO VENÍA EN ESPAÑOL!!.
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