lunes, 11 de agosto de 2025

De Samarcanda a Tashkent una entrada con más letra que fotos.


     A las 9 de la mañana estaba en esta enorme estación de tren con la intención de sacar un billete en un tren rápido (2 horas) que me llevara a Tashkent para acercarme a un aeropuerto con vuelos a la India saltándome Irán, Afganistán y Pakistán que están en medio y no son aconsejables para viajeros como yo, y también para gestionar los visados que me piden tanto India como Nepal, pues al ser Tashkent la capital tengo las embajadas por si necesito hacer alguna gestión personal que siempre prefiero a las informáticas.

Le he puesto este entramado a la foto porque el día ha ido como un puzzle. Tenía piezas para encajar pero no sabía cómo hacerlo.
Para empezar los cinco trenes rápidos a Tashkent de hoy estaban llenos. El primer tren que me han ofrecido en taquilla salía a las 19,35 y tardaría más de 4 horas en llevarme. Me pedí un billete en clase VIP porque el día podía ser duro.
Con 10 horas por delante me puse a preguntar a la IA y a juguetear con el móvil y encontré enlaces para solicitar los visados on line. Pensaba dedicar el día de mañana en Tashkent solo a eso, pasándome por la embajada de la India que es el país adonde puedo ir en vuelo directo desde Uzbekistán. 
La cosa es que el visado de Nepal lo he gestionado en un rato. Cuatro preguntas, me dan un código, y a esperar respuesta que será creo en un par de días.
Los hindúes quieren muchos más datos y cuando les pasaba fotos del pasaporte o mías, la aplicación se cortaba. Al final he conseguido un contacto con una tal Liseth, empleada de la aplicación en la que estaba, me ha ido haciendo preguntas por WhatsApp, se las he ido contestando y ella las ha subido a la aplicación, con lo que también está todo en manos del gobierno indio a la espera de en un par de días obtener respuesta.
Si no lo veo, no lo creo. 
A todo esto, con una comida rápida en un puesto con poca variedad, se han hecho las 6,30 de la tarde. Menudo descanso me ha quedado
Como anécdota, la super estación tiene los servicios en un sótano sin ascensor. También el acceso a las vías es tras un montón de escaleras arriba y abajo que como sabéis son mi debilidad. 
Ea!, que decimos en Albacete.
A las 19 horas, en la vía esperando que coloquen el tren. Ahí tenéis mis maleticas viajeras. Les estoy cogiendo un cariño,...
Ya en la vía, solo pedía que no fuera un convoy de literas. Me resultan incomodísimas. 
Consultando a varias personas, una de ellas empleada de la estación, me dicen que mi tren es el de la vía 2.
Cuando llega, el jefe del vagón 18 que es el mío al ver el número de tren me dice que no, que el mío entrará por la vía 3. Ya tenemos otra, comienzan las cagaleras. Uff!!.
Cuando llega otro tren a la vía 3, también tiene vagón 18 y el jefe del mismo me dice que es el mío. Otra vez respiro y mirad que vagón más confortable me encuentro. 

    Veinte asientos donde normalmente meten 60. Filas de dos y de uno al otro lado. Comodísimos, con mesas a un metro de cada asien, periódico, un mando para moverlo. Hay un hombre ahí al lado que se ha tumbado y el asiento se balancea con el movimiento del tren. En fin, lo mejor que he visto en mi vida. 
    El último susto me lo llevo cuando veo el letrero móvil que hay encima de la puerta del vagón que va diciendo las estaciones del recorrido en sentido inverso al que deberíamos llevar. No sé si se les ha olvidado cambiarlo a la vuelta o si tiene otro significado
    Me relajo cuando el tren arranca en sentido contrario al sol del atardecer que es la dirección correcta. 
    No está mal para un día que parecía que iba a ser aburrido, no?. 
    Pues nada, os dejo ya y mañana que pensaba ir de embajadas me iré a ver la ciudad y os la contaré. Me han dicho que no tiene nada que ver con los últimos días. Una ciudad muy a la rusa donde lo que más fama tiene son las majestuosas estaciones del metro. Veremos. 
    Qué terminéis bien la tarde. Aquí ya es noche cerradísima.









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nueva Delhi impacta más de lo que creemos.

    Ayer temeroso de que me asaltaran o timaran, sin saber de quien fiarme ni si seguir en la India o irme, y hoy ilusionadísimo con un paqu...