Cuarenta y tres días después de salir de Albacete alcanzo una de las metas del viaje. En Estambul había de decidir si continuarlo o volver a casa.
Lo tengo claro, estoy físicamente mejor y con más ganas que cuando salí. Además Asia Central que será la segunda etapa, hasta la India, si cabe me atrae aún más que Europa.
Hoy el día ha sido duro porque el tren ha pasado por una zona de obras y hemos llegado con casi cuatro horas de retraso. Para doscientos cincuenta kilómetros, se dice pronto.
En seguida que nos acercamos a la gran metrópoli (16.000.000 de habitantes) se comprueban las necesidades que tiene de alimentación. Está rodeada de inmensos campos de cereales, arroz y en general materias primas que necesita a mansalva. La luna y la estrella va grabada en todas las ventanas del tren.
Polígonos industriales y obra pública. Los trabajadores almuerzan a la sombra de un puente de la autovía, y el tren está más parado que andando.
Y hormigón a punta de pala. A cien kilómetros empiezan a haber viviendas de 6 y 8 plantas y a treinta, bloques de cemento como grilleras.
En seguida aparece Estambul y nos atrapan los paisajes del Bósforo y del Cuerno de Oro. Se ve Asia al fondo del primer barco, la torre Gálata, las mezquitas de Yeni y Suleimán y al fondo del otro barco se adivina el Palacio de Topcapi.
A 150 m. del hotel vemos ya a la gente esperando el atardecer al fresquito en la orilla del mar, y debajo del puente Gálata, restaurantes llenos de turistas.
Una de las escenas que siempre me han encantado es la de los pescadores en el Puente cogiendo los pececillos por parejas y tríos.
La subida hacia el barrio de Beyoglu es por una cuesta que no recordaba tan empinada ni tan alta. Los pequeños comercios son super atractivos. A mí esta zona me gusta bastante más que el Gran Bazar.
Hay muchas tiendas de instrumentos musicales.
Y de pronto nos plantamos bajo la Torre Gálata que evoluciona con el atardecer.
Y un poco más arriba la calle Istiklal (nuestra calle Ancha con su particular pasaje de Lodares y todo). Mucha policía por todas partes, y como veis también, todo tipo de indumentarias y personajes.
Después de cenar los mismos elementos iluminados.
Y por último una de puentes. Los hay muchos y muy grandes.
Buenas noches. Hoy me quedo con el sabor agridulce de no compartir la estancia con ningún allegado.
C'est la vie!!.
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