sábado, 21 de junio de 2025

Hierápolis y Pamukkale, un buen binomio.

     Hice bien en contratar una visita guiada porque la zona es lo suficientemente amplia como para no pegarse uno la paliza a andar y además que se quede algo sin ver. El guía en esta ocasión muy bueno, la visita de 5 horas con paradas lo  suficientemente relajadas y el grupo de 4 turistas en un 4x4 de esos grandes americanos con chofer. Genial.

Primero os paso unas fotos de anoche después de la entrada en el blog en la que se ve el lago de debajo de los travertinos y el agua brotar por todos lados. 


La primera parada en otro yacimiento de aguas termales. Abajo en el valle tienen unos ríos de agua caliente y otros de agua fría. Lo más parecido a un paraíso. 

Os contaré que la visita siempre incluye lugares donde intentan venderte los productos locales... joyas y artículos hechos con las piedras que forman estas circunstancias geológicas, también aceites, perfumes, miel, dulces y tejidos. No me gustan estas visitas forzadas pero en esta ocasión he aprovechado para comprar crema solar y unos pantalones cortos que necesitaba. 

Este es el grupo, una Sudafricana, su marido Indio, un Neozelandés y el Manchego. Vemos canalizaciones de aguas termales romanas y no muchas construcciones aunque si la distribución primitiva de la ciudad...

...hasta que tras subir una colina aparecemos en todo lo alto de este increíblemente conservado Teatro Romano. El graderío es el primitivo y tiene cabida para 10.000 personas. 
De las puertas laterales debajo del escenario salían los gladiadores y de la del centro las fieras. No me atrevo a bromear con esto. Se ponen los pelos de punta de pensarlo. Y al fondo un valle rico y bien regado.

Estás son algunas otras fotos de Hierápolis. La foto central es la piscina interior de la casa de un romano. En las fotos de arriba a la derecha se ven las burbujas del agua termal que aún no para de brotar.

El museo de sarcófagos y esculturas es pequeño pero no tiene desperdicio.


La última visita es a los travertinos que son estas formaciones que ha construido la naturaleza en los últimos 400.000 años. 

La experiencia tengo que decir que no me ha sido grata porque tengo los pies muy delicados y las aristas que deja el agua se me clavaban como cuchillos, pero la gente iba descalza. 

Como curiosidad, deciros que el símbolo que representa a esta gente como a los franceses es el gallo. Significa la llegada de la luz tras las tinieblas de la noche y la fortaleza, la vigilancia y el orgullo. 

Hoy me despido con esta maravilla de cuadro de costumbres que había en el merendero donde nos han llevado a comer...

... Y con esta puesta de sol desde la parte baja de los travertinos. 

Mañana voy a Konya, ciudad espiritual, conservadora, destino de muchos peregrinos que visitan la tumba de Mevlana Yalal ad-Din Rumi, y en la que se fundó la orden de los derviches giróvagos. A ver si consigo ver un buen espectáculo de estos zompos humanos.
Buenas noches. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hierápolis y Pamukkale, un buen binomio.

     Hice bien en contratar una visita guiada porque la zona es lo suficientemente amplia como para no pegarse uno la paliza a andar y ademá...