domingo, 5 de octubre de 2025

Tasmania. Otro ritmo de vida.

     Aquí la gente tiene casas muy confortables, gana buenos sueldos, y vive al parecer de puertas para adentro. La vida es cara, y tienen costumbres muy inglesas. Madrugan, desayunan fuerte, no comen, simplemente algunos toman un bocado a mediodía insignificante y cenan fuerte también a las 6 de la tarde. Antes las calles ya están vacías.

   De buena mañana hemos salido con la intención de ir al zoológico para ver los animales autóctonos que en libertad nos está costando mucho ver. Hoy en la carretera un par de canguros muertos es lo único que hemos visto. 

    El bus que va al zoo acababa de salir y el siguiente lo hacía dos horas más tarde así es que nos hemos subido en el bus turístico para explorar la ciudad y hemos decidido después alquilar un coche para los próximos dos días.

    Antes cerca de nuestro hotel hemos oído las campanas de San David, una enorme iglesia y hemos entrado a verla. Muy inglesa también. Bonita pero sobria. Al entrar el organista terminaba su ensayo. Le hemos pedido más y nos ha complacido con una pieza de Bach. Un momento mágico.


El paseo por la ciudad no sé si ha llegado a una hora. Hay algún edificio grande por el centro y el resto son barrios de casas unifamiliares muy arregladas y la mayoría con sus jardines. Alguna pequeña iglesia también y edificios oficiales, bancos y grandes almacenes.

Todo son casas particulares, algunas son mansiones, preciosas, parece que muy acogedoras en las que sus habitantes parecen hacer poca vida social. 

Si me tuviera que quedar con una me costaría mucho decidirme. Me han gustado mucho con ese estilo victoriano tan particular. Son todas muy distintas como veis pero con mucho encanto. Y tienen a un tiro de piedra una bahía y un montón de islas. Seguro que la mayoría tiene también su barquito.

Hemos visto también esa
 reminiscencia de la revolución industrial. Las otras fotos son de una vieja pero activa fábrica de cerveza.

Desde el bus nos han señalado el monte Wellington que con casi 1.300 metros domina la ciudad, y tras alquilar el coche nos hemos ido para allá esperando encontrar de paso algún sitio donde comer.

No ha sido así. Ya os digo que esta gente hace pocas cosas fuera de su casa. Sin embargo la excursión ha sido muy divertida. Al llegar hemos comprendido porque Tasmania tiene fama de ser una tierra con mucho viento. Ya abajo en la ciudad es bastante fuerte, pero allá arriba nos tiraba al suelo literalmente. A algunos sitios no hemos accedido por miedo. Eso sí, las vistas son grandiosas.

Abajo si miras al agua ves por todas partes marinas llenas de barcos, y si miras a los montes que las rodean, están también bastante poblados en las orillas. Nada que ver con la idea que siempre he tenido de Tasmania como un lugar poco menos que selvático con animales raros. 

En fin, a todo esto a las cuatro de la tarde yo seguía en ayunas y hemos vuelto a la ciudad en busca de comida. Es domingo y estaban casi todos los restaurantes cerrados, una forma de vivir muy anglosajona. Al final hemos encontrado este bareto "La Sardina Loca", que abrió su propietario tras su paso por España, y nos hemos tomado una buena cerveza, unas bravas malas y un pescado con alubias que me ha gustado. El dulce de pistacho también estaba bueno.
Después de comer nos hemos acercado a un pequeño pueblo a 30 km de donde salen ferrys a las islas en las que la gente avista ballenas jorobadas, delfines, águilas y otra mucha fauna marina y voladora, pero estaba también cerrado y el muelle sin un alma.

La vida por estos pagos se acaba a las cinco de la tarde así es que nos hemos venido al hotel a descansar. Mañana sí o sí iremos al zoo lo primero a ver canguros, koalas, diablos de Tasmania, ornitorrincos, y otros muchos animales endémicos de la zona.
Tengo mucha curiosidad por conocer al "wombat". Es un marsupial parecido a un ratón pero del tamaño de un oso. Sus heces son cúbicas por lo que no ruedan y le ayudan a marcar el terreno. En mi vida había oído hablar de él. Me lo mencionó Luc la otra noche, el hijo de Óscar. Mañana espero mandaros fotos.
Si terminamos con tiempo queremos ir también a Port Arthur, Patrimonio de la UNESCO y lugar que en su día fue la prisión de los convictos ingleses y australianos más peligrosos. Tiene varios edificios notables. 
Ya os contaré. Buenas tardes España. 

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