lunes, 6 de octubre de 2025

Bueno, bueno, bueno...!!!

     El título hoy puede tener dos significados. Uno cuando algo te sorprende mucho, y el otro cuando algo te gusta mucho, mucho, mucho. En este caso ambos valen.

    Tengo la suerte de ser una persona hasta la fecha bastante feliz. Bueno pues no exagero si digo que hoy ha sido uno de los días más felices de mi vida. Y espero que nadie se moleste ni extrañe.

    Vamos allá. El objetivo hoy era primero ver animales, tristemente en el zoológico, acuario y un santuario para recuperar a los dañados o enfermos. Segundo ir a Port Arthur, la penitenciaría de los presos ingleses y australianos más peligrosos. Un infierno para ellos, un paraíso para sus gobernadores.

    Para simplificar un poco voy a mezclar imágenes del santuario y del zoo y, en lo posible serán animales parecidos. Empiezo por estos cuadrúpedos pequeños de nombres algunos inmemoriables. Jejejeje. Cerdos de Guinea, erizos o algo parecido, suricatas, extraños conejos...


...lo siguiente son aves, como veis de muy diferentes tamaños, formas y colores, algunos solo visibles en la naturaleza.

Mirad ese loro gris y rosa, o ese pico/Cirano de Bergerac, esa coronilla levantada,... todos tienen algo muy diferenciado.

El "wombat" es casi exclusivo de Tasmania. Algo en el sur de Australia también. Es un marsupial que llega a medir un metro y pesar 35 kilos. Excava madrigueras de 30 metros, tiene la bolsa al revés que el canguro para que cuando excave no le entre tierra a la cría, sus excrementos, ya lo comentamos el otro día son cúbicos y al no rodar le ayudan a marcar su territorio. De metabolismo lento, tarda dos semanas en digerir la comida, es pariente del koala (que junto al ornitorrinco aún no hemos visto), en fin, para mí una rareza. La cuidadora nos ha contado su historia y la del diablo de Tasmania que me dejo para el final.

Una de llamas y vacunos que no por conocidos dejan de ser preciosos.

Los monos todos diminutos, pero qué expresividad. Me parece increíble que en cabezas bastante más pequeñas que una bola de ping pong se dupliquen expresiones y actitudes absolutamente humanas. Nunca los había visto tan pequeños. Sobretodo esa pareja.

El león nada más llegar yo ha pegado tres rugidos que han resonado en todo el parque. Me habrá conocido?. Jejejeje. Su chica estaba un tanto adormilada. La serpiente y ese gato que no he logrado que se de la vuelta completan esta composición.

Entre los dos sitios antes mencionados hemos recalado en el acuario. Bastante mediocre con peceras parecidas a la mía, pero que han dado mucho juego como veis.

Esas estrellas marinas azules brillaban como si fueran metálicas. Los caballitos, los pequeños bancos, repito, conocidos pero siempre muy atractivos. Y esa morena amarilla con pintas?..., no sé si está bien enfocada pero era una auténtica preciosidad.

Lo de los canguros ha sido inenarrable. Les hemos dado de comer. Les rascábamos el pecho y se estremecían como niños, verlos desplazarse despacio o a grandes saltos era hasta gracioso, y ya ver esa madre con la cría en la bolsa, el no va más. Algunas de las crías en vez de la cabeza solo asomaban las patas. 

Y ya para rematar, el "diablo" de Tasmania. No he podido resistirme y me he comprado una camiseta con ese logo. 

Solo eso habría sido una jornada memorable, pero es que hemos hecho en total unos doscientos kilómetros por paisajes muy distintos a los de ayer (que eran monte, árboles y marinas). Hoy lagos y praderas inmensas, con miles de ovejas y cientos de vacas que no he fotografiado por conocidas y con ese fenómeno de Jorge al volante compartiendo además de las vivencias de estos días nuestras historias vitales sumadas a las de mi querido Pedro Bustillo.

También las plantas han tenido su protagonismo. Miradlas con detenimiento porque algunas os van a sorprender.

Y para postre el penal de Port Arthur, un lugar absolutamente paradisíaco adonde llegaban bergantines llenos de convictos para ser retenidos y ajusticiados. Allí concretamente los más peligrosos del mundo anglosajón. Unas ruinas muy elocuentes de lo que allí ocurrió, con instalaciones presidiarias comunes, otras para presos aislados, e incluso celdas de castigo. Todo muy en estilo victoriano y rodeado de grandes laderas de césped, accesos acuáticos y chimeneas en cada habitación -de los jefes- porque la mayor parte de los meses del año hace un frío casi polar.

Ahí veis látigos y cadenas y a su izquierda la celda de castigo. Por contra, encima, la vista desde el porche de las casas de los gendarmes. Todo un relato en piedra.

La pequeña iglesia cubría las necesidades de los gobernantes y la grande y muy bonita era la de los convictos. Siempre el poder y la religión mezclados. La falta de techumbre da mucho juego al fotógrafo. Jejejeje.

Termino con unos mapas de situación y la felicidad de mis amigos con los que haría resumen de la jornada en un pub con llamas encima de las mesas y una cerveza "Cascade" hecha en Hobart muy fría. Quién da más?.

Se me han hecho casi las cuatro de la mañana pero he quedado a las once para ir al aeropuerto mañana. Nos vamos a Melbourne, la joya del continente. Un abrazo.

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