...y la verdad es que no se hacía donde. Tengo una sensación muy extraña. No me gusta conocer a fondo lo que voy a ver. Me encanta verme sorprendido. En Armenia tenía un listón tan alto, esperaba tanto que estoy un poco como esperando más.
Es todo distinto a lo visto hasta ahora. Los colores tan apagados y negros, la gente parece un poco triste. Sufrieron un genocidio severo y un terremoto hace no tantos años que creo que acusan aún.
En fin, como digo, una sensación muy extraña que aún no sé explicar. Pero vamos con las imágenes y el relato del día.
Dos taxis y un marshrutka me han traído. No hay otra combinación. Primero hemos atravesado el Cáucaso Menor, son las fotos más escarpadas con ríos muy rápidos. Luego al acercarnos a Gyumri el paisaje se suaviza mucho y llegando son muy chocantes grandes cementerios a la vista junto a la carretera donde están los que se llevo el terremoto. Si tenéis curiosidad por mirar las cifras, son espantosas.
Lo primero que quiero enseñaros es la estética de la ciudad en sus edificios donde domina el negro y el rojo (basalto y ruf volcánico el rojo).
No hay demasiadas excepciones
Estos son una parte pequeña de los detalles y adornos que he visto. Puertas, fuentes, pasadizos...
Anchas y arboladas avenidas, cafés, comercios en la calle y de las esculturas me quedo con un escritor, un músico y abajo a la izquierda en el centro de la foto un héroe nacional.
Este rincón florido con un piano en el centro y otro idioma muy peculiar. Mirando rápidamente solo veo las letras u,w,n y m, no sé vosotros.
Esta es la iglesia negra de toba basáltica dedicada a Jesús Salvador.
Nada que ver con el esplendor de otras iglesias. Salvo el azul turquesa del altar, todo colores apagados y sobriedad.
En la misma plaza están el Ayuntamiento que es en color claro, y este monumento relacionado con la batalla de Avarayr de religión en el S.VI y sus héroes, contra el imperio Sasánida.
Esta otra, también en un lateral de la plaza está dedicada a los 7 Dolores de la Virgen. Sobrevivió al terremoto y se repararon los desperfectos. Los frescos parecen muy modernos.
Este es el interior, más alegre que la del Salvador.
Luego me he acercado a San Nicanor. Había un entierro con mucha gente de luto y mucha flor, y no he querido entrar, cámara en alto.
Lo último y tras la cena ha sido ir a este club de jazz, como claramente pone en ambos letreros y tomarme una copichuela.
Mañana seguiremos analizando a los armenios y sus penas y glorias.
Buenas noches.
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