lunes, 16 de junio de 2025

Anecdotario IV.

     En el bus a Edirne observé que trabajaban 4 personas. Era un autobús muy moderno con dos conductores, un chaval joven que vigilaba el equipaje y ayudaba a colocarlo en las paradas y una señora que se pasó el viaje repartiendo por el pasillo a los viajeros agua, limonada y pastas. Cuanto cobrarán los pobres?. 

Ya me ha ocurrido en varios sitios. Recuerdo Podgorica, por ejemplo. Tener la sensación al llegar, por la pinta del hotel, la entrada a la ciudad, etc... "Me he equivocado al incluirlo en la ruta". Sin embargo lo que parece un hotel de mala muerte se conviene en una habitación rehabilitada con muy buen gusto y amplia, y luego el casco viejo de la ciudad me encanta. 

Disposición frecuente en un paseo familiar. Primero el hombre con indumentaria occidental con un carrito a veces con el niño pequeño o el primogénito de la mano. A un par de metros la mujer con velo que puede taparle a veces hasta la nariz. Puede llevar alguna niña. Un poco detrás la madre siempre con velo pero sin tapar la cara, y a continuación algunas hermanas, cuñadas o tías rodeadas de niños. 

Son malos cocineros y pésimos camareros. Los primeros sacan guarniciones sin la temperatura adecuada, arroces pasados, las carnes y pescados no son de la calidad que exigimos en España en cualquier sitio. No usan aceites de calidad. No hacen bien las patatas, ... y los camareros con frecuencia como esos chiquillos que te encuentras en España a veces que los acaban de contratar y no se aclaran..., además tienen sus escalas sociales. Si el encargado de servir el pan o el agua es un chiquillo, puedes pedirla y haber 4 camareros de brazos cruzados que esperarán a que te la traiga el chaval. 

Son super respetuosos con embarazadas y personas mayores. En cuanto me ven entrar en un bus, metro, tranvía, ya pueden ir llenos que se levantan 4 inmediatamente a cederme su asiento. 

En el tren de Edirne a Estambul, en un vagón de 80 plazas en el que vamos 9 personas, el revisor -aún existe la figura- me quiere obligar a que me siente en mi reserva que no tiene buena ventana y da el sol. Tengo que negociar y con el móvil anota donde me he sentado y me advierte que es el sitio de otro viajero, que si viene me tengo que cambiar. 

Este es el servicio de uno de los trenes que he cogido. Al ver la manguera pensé que era wáter y ducha, pero era corta, para enjuagar la micción. Menos mal que solo funcionaba apretándole a una palanquilla porque cuando lo intenté salía agua por todas partes menos por donde debía. Además no tragaba. Lo comprobé la segunda vez que fui.


Cuento muchas cosas pero algunas imágenes o no llego a tiempo de cogerlas porque voy en tren, o estoy en un sitio donde no dejan,...etc. recuerdo tres, una cola para entrar a mear en una mezquita con un espejo enfrente y rodeado de árabes con pintas (no me dió tiempo a reaccionar). Otra es al lado de puestos de fruta o cerámica, pasando en tren, vi un puesto de venta de pavos vivos, los tenía sueltos en un prado y se conoce que los cogía cuando llegaba un cliente. Y por último, las escenas en el mausoleo de Eyup con gente en el suelo postrada y haciendo exaltaciones a la figura del Sultán, eran para verlas, pero no se podía fotografiar. 

Y por último, negro sobre blanco, ayer me timaron. Me cruzo en una zona deshabitada con un limpiabotas, veo que se le cae el cepillo, lo recojo y lo llamo para devolvérselo. Agradecido como si le hubiera salvado la vida me besa la mano, me dice que de donde soy, español, Madrid o Barça, le digo Madrid y me dice Casillas, Angeloti, me coge de la mano, me lleva a una sombra y se pone a limpiarme los zapatos, entiendo que de agradecimiento, con el cepillo que le he recogido y un cepillo de dientes mojado en agua. Al terminar le doy un billete de 50 liras (1 €) y me dice enfadado que 350liras cada zapatilla (total unos 15 €). Un tanto alucinado se las doy y desaparece. En seguida caigo en la cuenta de que el cabronazo tiró el cepillo al suelo sin yo darme cuenta para liarme. .

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