Split es como una ciudad romana traída al presente.

     He llegado a Split a la hora de comer, así es que ha sido instalarme, ir a la oficina de turismo y buscar donde comer. De camino he hecho las primeras fotos.

No es nada para lo que me esperaba. La zona del Palacio de Diocleciano es espectacular. De camino para allá me voy encontrando estas cosas. 

Hasta que llego a una de las puertas del Palacio defendida por este gigante. 

Una vez dentro estás en una ciudad romana con habitantes y comercios del S.XXI.

Después de un relajante paseo con no demasiados turistas, me salgo al paseo marítimo junto al puerto, lleno de barcos, bancos y bares. Y luego a oír música en directo que hacen todos los días a partir de las ocho en el Peristilo, con romanos y todo.

Esto tenía a mis espaldas mientras sentado en una piedra milenaria escuchaba música del S.XX. Un final perfecto. Buenas noches. Mañana más.